Píldoras antropológicas, por Ángel Díaz de Rada.
En referencia a la primera, «Educación escolar», he de decir que es maravilloso explorar el universo de los «conocimientos adquiridos» y su aplicabilidad como forma de valorar la importancia y el significado de los mismos para ser reproducidos en los contextos socioculturales de los alumnos; una importancia y un significado nulo, en su gran mayoría.
No lo digo como opinión, aunque también, lo señalo porque habitualmente le pregunto a los jóvenes «qué es lo que utilizan», en casa o con los amigos, de todo lo que aprenden en la escuela a nivel teórico. Rara vez saben lo que contestar. Alguno dice que está bien leer y escribir, y aprender algo de matemáticas para que no te engañen en las tiendas (literal). Esta es la aplicabilidad que me suelo encontrar entre los jóvenes. Por supuesto que habrá aplicaciones inconscientes.
Cuando le pregunto a los profesionales de los centros, o a madres y padres, tampoco saben muy bien qué decir. Los profesionales, irónicamente, también suelen comentar que tienen que tener una base principal en matemáticas y lenguaje que les permita abrir ese campo de conocimiento a nivel cognitivo, como engranaje del mundo que nos rodea. Aquí lo compro. Ahora bien, si nosecuantísimos años de escuela sirven únicamente para algo que se puede conseguir en poco tiempo a nivel básico (como «engranaje»), e incluso en casa con cierta dedicación, la escuela se convierte en un guardería y en un buen espacio de socialización y, por el camino, un lugar donde esforzarse por aprender cosas inaplicables en el momento y en el lugar, y que con suerte, como dice Díaz de Rada, tal vez apliquen años después, cuando probablemente ya se hayan olvidado.
Es muy curioso que el catálogo de cosas que la institución escolar considera importantes y evaluables son las que no se aplican, teniendo un universo de socialización ilimitado que observar, y donde tal vez intervenir y aportar rutinas y habilidades beneficiosas para el conjunto de criaturas que por allí rondan, en un par de horas diarias, más que suficientes. Tal vez la educación escolar sea un producto de nuestro modelo de producción, que impide en buena medida la educación familiar.
En fin, os dejo con las píldoras.
EDUCACIÓN ESCOLAR
EL BUEN SALVAJE DE CRISTÓBAL COLÓN
LA PROMESA
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