Voy a postear aquí estas jornadas dedicadas a la Antropología como profesión. Pero antes me voy a tomar la libertad de aportar unas palabras al respecto, las que se me ocurren a botepronto.
A título personal me parecen especialmente interesantes, dado que la Antropología fuera de la Academia brilla por su ausencia y considero que una investigación crucial es entender los porqués de estas relaciones tan distantes entre la antropología y el mercado laboral.
He de indicar que esta página, o su idea inicial era la de contribuir con este suceso, por supuesto que de una manera modesta, porque uno de los factores que considero que inciden en esta cuestión es el desconocimiento de esta disciplina por parte de las empresas, las Consejerías, y la población en general. Bajo mi punto de vista no se sabe de una manera clara y concisa en términos generales qué es lo que hace un antropólogo o puede hacer una antropóloga durante las 8 horas de una jornada laboral dentro de una empresa que demande personal. Se desconoce su utilidad, y esto lo puede comprobar cualquier persona de una manera sencilla: preguntad ¿para qué sirve un antropólogo? a vuestros amigos, familia, jefas, compañeros de trabajo, etc., y veréis el resultado. Me atrevería a decir que es una disciplina prácticamente relegada a la Academia.
Expliqué mi humilde punto de vista aquí: https://actividadantropologica.com/2020/09/28/que-es-la-antropologia-para-que-sirve-esta-es-mi-version-del-asunto/
De modo que se me ocurrió abrir esta web para ampliar el conocimiento de la Antropología y sus aplicaciones al público general, por eso aquí lo mismo os podéis encontrar tanto objetos de interés más globales relacionados con esta disciplina e incluso llevándolo a la categoría de entretenimiento, como los más específicos, con mayor densidad y de una utilidad tal vez más concreta para Antropólogos o aspirantes a ello.
Mi interés particular a través de esta página es llevar a la Antropología al conocimiento cotidiano e intentar dar a conocer sus aplicaciones y su utilidad en distintos lugares del mundo social y laboral, aunque en esta labor es cierto que queda mucho por mejorar, por especificar y por encontrar también la utilidad concreta de la propia web a este respecto.
En ocasiones es una tarea complicada, porque como he comentado en alguna ocasión, la Antropología me parece «de cristal». Existe un miedo evidente en la profesión por trascender su rigurosidad científica, por correr el riesgo de «denigrar» la disciplina si no se tienen en cuenta en cada rincón donde se utiliza, en cada texto, en cada conversación, todos y cada uno de los principios y códigos que en realidad la hacen grande y exhaustiva en sus investigaciones. Sin embargo, en términos laborales aplicados se dificulta mucho su profesionalización, al requerir de explicaciones densas, del uso de términos técnicos desconocidos en muchos ámbitos laborales, y de grandes inversiones de tiempo para lograr la producción de datos. Reduciendo estos términos, tal vez también se disminuya su utilidad, es un riesgo real.
La Antropología y la organización económica, social y cultural capitalista no se llevan muy bien, al no pertenecer a ese sector donde se ve la producción de beneficios de manera inmediata. Demasiado tiempo cuestan las investigaciones etnográficas para luego descartar el 90% de su producción de datos, y que el otro 10% no de siempre en las teclas necesarias. Y cuando sí que las toca, tal vez sea de un interés únicamente intelectual o para intelectuales que, en ocasiones, ya tienen su salario asegurado, pero que, sin embargo, al empresario que dispone de capital para contratación no le termine de convencer. Tratar a la Antropología de otra manera, en otros términos que reduzcan su potencial para producir datos teóricos se considera en muchas ocasiones como «pervertir» la disciplina. Hecho que es lógico pero que tampoco ayuda a su profesionalización en el sentido de que su práctica resulte interesante, atractiva y viable para el empresario que pretende favorecer sus ingresos; tal vez sea necesario negociar un equilibrio en el que se incorporen los códigos deontológicos de la Antropología a las nuevas aplicaciones prácticas en los entornos laborales que son potencialmente interesantes.
En ocasiones, a riesgo de romper este cristal tan frágil que es la Antropología y lo que parece que es una «pureza» que no se tiene tan en cuenta en otras profesiones en mi opinión, parece que la tratamos con condescendencia, como si tuviera múltiples discapacidades, complejos, ansiedad. Como si fuera ese niño incomprendido en el colegio con un potencial extraordinario que no se llega a desarrollar porque pertenece a esa parte oscura de la diversidad que contribuye a la construcción de una identidad desde la diferencia, desde la otredad, lo que impide que se relacione con plena participación en su entorno.
A mí me ha ocurrido en alguna ocasión cuando he intentado reducir una lectura etnográfica o un suceso social a unas pocas imágenes y palabras que puedan tener cierto atractivo visual, rápido y sencillo, adaptado a las corrientes mainstream del público general que absorben una forma de conocimiento inmediato y más simbólico que exhaustivo, el que sea criticado como un simple reduccionismo del conocimiento etnográfico (que lo es), sin llegar a entender que no se trata de atentar contra la Antropología de cristal, sino que se considera que una parte del conocimiento de la disciplina y el aumento de familiaridad en el mundo cotidiano está en la divulgación a la masa, y que para eso hay que relajar el body en ocasiones, y sobre todo comprender que las miles de antropólogas que terminan el grado (o en su inmensa mayoría) desearían ser Antropólogas Sociales y Culturales a nivel profesional, que para eso han invertido su tiempo y su dinero, pero que sin embargo no todo el mundo tiene cabida en la Academia. Encontrar un equilibrio entre la representación de la Antropología como la ciencia que es, y dar a conocerla rebajando el discurso en los lugares adecuados puede ser una forma de que, con el tiempo, cuando un antropólogo vaya a una entrevista de trabajo, el empresario random sepa cuál es el potencial adecuado de la persona que tiene delante, y el valor que pueden tener sus instrumentos metodológicos para su empresa, porque sabe lo que es la antropología, lo comprendió sin la necesidad de leer etnografías.
Considero que los antropólogos y las antropólogas deben tener formación en estos dilemas entre las relaciones de la Antropología de cristal con el mercado laboral, cuando es evidente que estos problemas de relaciones formativo-laborales existen. Tener conocimiento específico para adaptar los discursos y las estrategias de la imagen de la Antropología a los diferentes entornos donde se pueden viabilizar sus prácticas, porque no es incompatible el saber transmitir una imagen más liviana a un jefe, entidad potencial o a la población general con servir a la Antropología desde su rigor científico. Así como encontrar un equilibrio entre este rigor y la aplicación práctica de sus términos para que resulte interesante al mercado laboral. Problemas que por supuesto yo no puedo resolver desde mis limitados conocimientos.
Es por lo tanto la búsqueda del papel de la Antropología en el mercado laboral un objetivo imprescindible para su agenda, así como encontrar las estrategias concretas que puedan viabilizar esta causa. Para esto, considero que es necesario que tanto la Academia como los antropólogos de fuera de la misma tengan su propia responsabilidad tanto individual como colectiva. O si no, se puede ir asumiendo que el Grado en Antropología Social y Cultural se limita a la satisfacción personal o a la docencia.
¿Para qué le sirve una antropóloga a una empresa de ganado?, ¿y a una Consejería de Educación?, ¿cuál es la explicación concreta, accesible e inmediata que se les puede dar tanto al ganadero como a la consejera? No se suelen aprender en el grado, y creo que son tareas por resolver.
En fin, todo este rollo para decir que me parece muy interesante apoyar este tipo de jornadas, ya que no abundan, y son los espacios donde se pueden «desarrollar los acontecimientos». Tratarán temas como la Antropología dentro y fuera de la academia, o «¿Por qué y para qué el mundo necesita antropólogos?», de entre otras cuestiones.

Se puede ir de manera presencial o ver por streaming.
Aquí os dejo el PDF con el programa: https://www.ankulegi.org/wp-content/uploads/2021/01/xxiii_jardunaldia_jornada-ankulegi-egitaraua_programa_2021.pdf
Por aquí la página web de ankulegi: https://www.ankulegi.org/xxiii-jornada-de-antropologia-ankulegi-2021/
Saludos.
Me parece muy interesante lo que planteas. Tras realizar mi TFG el curso pasado llegué a las mismas conclusiones que tú, aunque mi tutora no estaba demasiado de acuerdo al respecto. Lo que expuse es que la Antropología en España no se conoce a “pie de calle” y está demasiado enraizada en la academia como para sacarla de manera satisfactoria y sin que nadie se ofenda, sobre todo.
En la opción de mi tutora, que es catedrática de Antropología Social y Cultural desde hace varios años mi opinión estaba mal planteada, porque desde su perspectiva (en la universidad, rodeada de un círculo de antropólogos amplio) sí que se conoce la disciplina lo suficiente.
Pero es cierto que a nivel profesional a menos que puedas dedicarte a ser profesor universitario (porque en secundaria no existe la Antropología) es muy complicado ejercer como tal. El desconocimiento sobre la Antropología más allá de la academia la condena sin remedio. Prueba de ello, es que se intentó crear sin éxito un colegio profesional de antropólogos, y si fue sin éxito es precisamente porque más allá de la academia o los propios antropólogos poca gente más le ve una utilidad real a la Antropología.
Creo que esta disciplina como ciencia del humano debería estar presente desde niveles tempranos en la educación porque aporta unos valores que no tiene ninguna otra. Pero los profesores universitarios creen que ya están haciendo lo posible por incluirla en el espacio educativo a niveles de ESO y Bachillerato, al menos eso me dijo el primer tutor con el contacté con mi primera idea sobre TFG que era la idea esta que planteo de que la Antropología esté presente en las aulas desde los primeros años. Me dijo: “aunque te parezca imposible, ya se está trabajando para ello”
Ojalá sea cierto, un saludo.
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Tal cual Monifernand.
Bajo mi punto de vista, que la Antropología es una disciplina desconocida por las empresas o por la gente de «a pie de calle» es un hecho axiomático, no es necesario ni demostrarlo mediante un amplio estudio. En esta cuestión la opinión de los antropólogos o la academia no sería la más relevante, dado que no son los «nativos».
Los nativos serían esas personas de «a pie» y los empresarios, y para esto ya lo puse en el texto, haced la prueba, hacedla, de verdad, no cuesta mucho tiempo. Preguntad a vuestra jefa, hermano, amigos, panadero, ¿para qué sirve un antropólogo?, ¿a qué se dedica?, lo comprobaréis rápidamente.
Lo que ocurre es que la antropología requiere de cierta divulgación sobre su aplicabilidad, y como también digo en el texto, para hacer esto es necesario buscar una manera conceptualmente accesible para el público general, y aquí es cuando se suele atentar contra la «pureza» antropológica de los que tienen la capacidad de vivir la antropología desde una torre de marfil.
Saludos
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También es verdad que viendo manuales de Antropología Aplicada, la inmensa mayoría de los casos son de proyectos de fuera de España, en muchas ocasiones representando aplicaciones en lo que antiguamente se consideraban sociedades «exóticas», y otras tantas de intervenciones bastante antiguas.
¿No hay proyectos de antropología aplicada contemporánea en España más allá de lo anecdótico?
Saludos
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El otro día vi una oferta de antropólogo en una empresa llamada «Ecoembes», para hacer trabajo de campo con motivos medioambientales. Me pareció curioso.
Generalmente en el Trabajo Social hay antropólogos, aunque creo que pocos aplicarán un criterio antropológico en la intervención social.
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