Es una exposición permanente en Toledo. No me esperaba demasiado pero me llegó a sorprender y gustar. Tiene cierta capacidad de inmersión (si vas con la actitud adecuada claro).
La movida es que también exponen piezas de un tipo que se ve que en plena expansión colonial y la exploración masiva de zonas inhóspitas en el siglo XVII, se dedicó a traer a España bicharracos de esta índole para venderlos como criaturas desconocidas traídas de otros mundos.
Lo que hacía era fabricar estas especie de quimeras. Cogía diferentes partes del cuerpo de distintos animales y los cosía con una magnífica habilidad hasta el punto de que parecían reales. Menudo crack.
Deja una respuesta