Qué le pasa a la Antropología en el ámbito laboral. ¿No le ven los empresarios valor a los conocimientos del antropólogo?, ¿Acaso conocen sus funciones y conocimientos?
Explorando los máster de acceso al profesorado en la universidad en la que he estudiado, es muy curioso ver cómo el título «Antropología social y cultural» no te da acceso a una oposición para profesionales de la «Intervención Socio-comunitaria». En realidad tan sólo te da acceso para ser profesor de Filosofía.
Lo más increíble es que repasando los contenidos que te piden en el examen de oposición para ser profesor en «Intervención Socio-comunitaria», de los veintipico temas, en un gran porcentaje se habla de los contenidos específicos para los que se prepara una antropóloga: cultura, sociedad, interculturalidad, espacios de socialización, procesos migratorios, etc. ¡¡Son contenidos específicos de la Antropología!! Pero ahí no acaba todo…
Cuando empiezo a leer los grados, diplomaturas y licenciaturas que dan acceso a este máster específico para el profesorado en Intervención socio-comunitaria, se encuentra de entre otros, ¡¡Logopeda!!, ¡¡Educación infantil!!, ¡¡Terapia ocupacional!!… Me parece magnífico, pero, ¿y por qué no un antropólogo? Es decir, ¿qué sabe un logopeda de Intervención Socio-comunitaria?, ¿y una maestra de educación infantil?
Lo que pretendo decir es que, sin ánimo de menospreciar ninguna disciplina, faltaría más. Es más una cuestión objetiva: las concordancias entre los conocimientos específicos del antropólogo y los contenidos del temario de la oposición para Intervención socio-comunitaria son mucho mayores que los de otros grados que sí que dan acceso a esta oposición. Es todo un despropósito.
Me da que el antropólogo debe mover el culo. O bien se dedica a demostrar a las empresas y organizaciones lo que vale más o menos por su cuenta o va a ser difícil llegar a la profesionalización. O los representantes u organismos del sector antropológico nacional no han sabido posicionar a la antropóloga en los espacios laborales, o es que todavía somos las grandes desconocidas.
Otra cuestión es la producción propia a la que me refiero. También es responsabilidad de toda la comunidad antropológica el hacernos visibles. Por ejemplo, con el tema de la COVID-19 se ha podido comprobar cómo las Ciencias Sociales son absolutamente necesarias para abordar problemáticas globales y locales. Esto es de la competencia de la Antropología. Porque, el punto de vista médico, epidemiológico y sanitario en general se centra en cómo se comporta este virus con nosotros y la amenaza que supone a nuestra salud. Sin embargo, ha sido mucho más difícil observar análisis de antropólogos y sociólogos (que no inexistentes), explicando cómo nos comportamos como seres humanos con el virus, y las diferencias culturales a este respecto.
Una antropóloga está capacitada para salir a la calle y realizar trabajo de campo sobre patrones conductuales, reglas con las que nos relacionamos, por ejemplo, con los comportamientos protocolarios respecto a saludar, beber, comer, expresar nuestras emociones, etc. De modo que puede observar las reglas convencionales que más riesgo suponen a la hora de relacionarnos, y asesorar respecto a las alternativas que se pueden tomar para disminuir el riesgo a los organismos competentes. Este trabajo de campo se puede producir no sólo en bares, sino en administraciones públicas, escuelas, universidades, comercios, etc.
Otro universo que considero que va a ser necesario investigar es el de la emergencia de personas que está abandonando la creencia en los protocolos del Estado, incluso en la existencia del propio virus. Es una comunidad creciente que se expresa en términos de conspiración, privación de libertades, etc.
Considero de vital importancia iniciar investigaciones respecto a las causas de estos efectos en las posiciones ideológicas, políticas, económicas y socioculturales. Es decir, cuáles son los principales factores de influencia mediante los cuáles un cada vez mayor número de personas adopta esta postura, con el propósito también de hacer un balance de los riesgos a nivel individual, local, nacional, e incluso global. Porque se está «gestando» una controversia con tendencia al conflicto que probablemente desemboque en algunas desgracias fruto de una posible violencia. Los cambios de actitud hacia la producción científica respecto a la COVID-19 se deberán a múltiples factores que son abordables por la Antropología.
Me da que los empresarios no van a llamar a nuestra puerta si no saben antes de lo que es capaz la Antropología.
¡Saludos!
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